Las dos Américas Latinas
Por Andrés Oppenheimer| EL PAÍS | Montevideo 18.10.2014
Tal
como lo anticipáramos en esta columna, el Fondo Monetario y el Banco
Mundial (BM) han dado a conocer un pronóstico económico bastante
deprimente para América Latina en el 2015. Pero lo cierto es que
solamente a tres grandes países les irá mal, mientras que al resto de la
región le irá relativamente bien.
Tanto
el FMI como el BM, que celebraron su reunión anual en Washington la
semana pasada, estimaron que Latinoamérica crecerá un magro 2.2% el año
próximo, uno de los peores desempeños en los últimos 15 años. El
pronóstico del FMI vaticina “sombrías perspectivas” para la región.
Pero
si sacamos de la ecuación a los tres países de peor desempeño
–Venezuela, Argentina y Brasil– tenemos un cuadro totalmente diferente.
Las economías de estos tres países tienen tanto peso en el contexto
regional que distorsionan todo el cuadro, arrastrando hacia abajo a los
restantes 28 países incluidos en los estudios cuando los economistas
calculan un promedio simple del crecimiento total de la región.
Después
de que se publicaron las cifras, le pedí a Augusto de la Torre, el jefe
de economistas para Latinoamérica del BM, que me calculara en cuánto
proyecta el crecimiento de la región en el 2015 sin tomar en cuenta a
Venezuela, Argentina y Brasil.
A
las pocas horas, De la Torre me envió la respuesta, que revelaba una
perspectiva mucho más brillante: mostraba que Latinoamérica, excluyendo a
esos tres países de pobre desempeño, crecerá un 4% el año próximo. Eso
es un crecimiento mayor que el que se espera de Estados Unidos, Europa y
varias regiones del mundo en desarrollo.
Según
las proyecciones del BM, Brasil –la economía más grande de
Latinoamérica– crecerá apenas un 0.5% el año próximo, mientras que la
venezolana se reducirá un 2.9% y la de Argentina caerá un 1.5%. Por otra
parte, México, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, República
Dominicana y casi todos los demás países de la región crecerán alrededor
de un 4% o más. Según el BM, México crecerá 3.8% el año próximo, Panamá
un 6.4%, Perú 5.5% y Colombia 4.7%. “No se puede hablar de una sola
Latinoamérica”, dice Alberto Bernal, analista principal de Bulltick
Capital Markets. “No se puede comparar a Panamá con Venezuela. Es como
comparar Singapur con Corea del Norte”.
Las
instituciones financieras internacionales usan palabras muy técnicas
–con frecuencia ininteligibles– para explicar las diferencias entre las
diversas economías latinoamericanas, pero yo dividiría la región de la
siguiente manera:
-
Los países “financieramente responsables”: incluyen a México, Colombia,
Perú, Chile, Panamá, Paraguay y otros que tratan de no gastar más de lo
que ganan, y procuran ahorrar para los años de las vacas flacas. Todos
ellos tienen buenas perspectivas de crecimiento el año próximo y más
adelante.
- Los países “irresponsables con suerte”: incluyen a Ecuador y Bolivia,
que han seguido los pasos de Venezuela, nacionalizando empresas e
incumpliendo compromisos internacionales, pero cuyos presidentes
populistas llegaron al poder más recientemente. Aún son relativamente
afortunados porque el mundo está repleto de efectivo en busca de altos
rendimientos a corto plazo, y esos países aún pueden conseguir algunas
inversiones especulativas para mantener en marcha sus economías.
“Ecuador y Bolivia
son historias de éxitos de corto plazo, como antes lo fueron Venezuela y
Argentina”, dice Bernal. Ecuador, por ejemplo, está usando dineros de
las expropiaciones y los defaults en las deudas públicas, para generar
un espejismo de prosperidad.
“¿Por
qué Ecuador tiene mejores carreteras que Colombia? Porque Ecuador no
pagó su deuda pública en el 2008, y expropió los campos petroleros de
(la empresa) Occidental, y usó ese dinero para construir caminos”, dice
Bernal. “Pero nadie está invirtiendo un centavo en el sector real de
Ecuador, porque todo el mundo sabe cómo acabará esa historia”.
-
Los países “irresponsables a los que se les acabó la suerte”: los
ejemplos típicos son Venezuela y Argentina. Crecieron mucho en la última
década gracias a los precios mundiales record de las materias primas, y
se embarcaron en una orgía de gastos populistas. Pero ahora, con la caída de las materias primas, la fiesta ha terminado, y están quebrados.
Mi opinión:
El sombrío pronóstico económico del FMI y el BM para América Latina no
debería ahuyentar a los inversionistas de toda la región. El pronóstico
regional está demasiado influenciado por el desastre económico de
Venezuela y Argentina, y por el peso específico de Brasil.
Lo
que sería verdaderamente preocupante es que toda la región no
aprendiera de una vez por todas las lecciones del colapso económico de
Venezuela y Argentina: que el populismo genera pan para hoy, hambre para mañana.
En suma, al leer las proyecciones regionales del FMI y el BM hay que
tener en cuenta que hay por lo menos dos Américas Latinas, y que solo a
una le está yendo muy mal.